30 dic 2008

Una experiencia con la muerte

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En un viaje reciente que hice a Oaxaca me entreviste con una curandera que me platico el siguiente relato y a mi me gustaría compartirlo con ustedes:
Era una tarde cálida de verano cuando caminando por la calle me encontre a Don Pedro y a su esposa, ella con voz angustiada me comentó que se dirigían a ver a un médico naturista porque su marido no se sentía bien.

Con curiosidad le pregunté a Lola qué le pasaba a su marido y me comentó que tenía cáncer con metástasis en hígado, estómago e intestinos. En la plática ella también me comentó que tenían problemas con su único hijo porque se había ido a vivir con una chica y la relación entre ellos se había deterioriado mucho, situación que le generaba mucho estrés a Don Pedro.

Era algo lamentable porque siempre fueron una familia ejemplar y en esos momentos me hubiera gustado que estuvieran unidos.

Después de unos días recibí la noticia de que Don Pedro quería platicar conmigo, así es que me dispuse a visitarlos. Fue una visita muy agradable, cuando de repente Don Pedro le pidió a su mujer que nos dejara solos, a lo que ella accedió sin replicar.

Una vez solos el me confeso que se sentía muy mal y que estaba agonizando, insistía que se sentía muy cansado y me preguntaba si existía algo en la curandería mexicana que le hiciera vivir 6 meses más, con una buena calidad de vida para arreglar los asuntos de su familia y luego retirarse al otro mundo tranquilo y sin dejar ningún pendiente.

Yo lo mire a le cara y note que en realidad sólo quería un poco de tiempo y le conteste que lo iba a consultar con un curandero muy bueno de la región. Al día siguiente me entrevisté con el curandero y le comenté de la inquietud de Don Pedro, él me constestó que si se podía, pero que había que negociar el tiempo con la muerte y que la mayoría de las veces accedía.

Le pregunté que si me podía enseñar y el me contesto que si moviendo la cabeza. Acordamos llevar a cabo ese trabajo dos días después, pues me comentó que teníamos que estar en ayuno por 24 horas porque si no lo hacíamos así podíamos sufrir una congestion digestiva.

Llegó el momento el curandero se paro detrás de mi, mi principal guia espiritual a mi derecha y otro guia a mi izquierda. Me dijo que me desprendiera de mi cuerpo y que ubicará en mi mente a Don Pedro y así lo hice, cuando vi a Don Pedro había una sombra grande detrás de el, no fue necesario preguntar quien era, ambos sabíamos que era la muerte.

Es un espíritu impactantemente grande y obscuro, pero a la vez fasinante porque cautivo mi atención de tal manera que no pude ver otra cosa a mi alrededor que no fuera a ella. Posteriormente se dirigió a mi y me dijo que ella sabía por qué estaba ahí, y me dijo que Don Pedro siempre fue un buen hombre y que estaba de acuerdo con concederle los 6 meses que pedía de vida.

Gesto que le agradecí, pero cuando se iba alejando del cuerpo de Don Pedro se abalanzó hacia mi y entró a través de mi coronilla y poco a poco fue bajando hasta que empezó a salir por las puntas de mis manos y pies. Es una energía extraordinariamente fría, y a su paso me iba debilitando al grado que en el momento que toca mis piernas pierdo el equilibrio y me caigo sobre mis rodillas, haciendo que mis ojos miren el suelo y mi espíritu regrese de golpe a mi cuerpo, su temperatura es tan fría qué recuerdo temblar como una hoja de papel, nunca pude controlar ese titiriteo.

Pasados unos minutos empece a experimentar un ardor en todos y cada uno de los poros de mi piel, en ese momento oí la voz del curandero que me decía que no me moviera que teníamos que esperar hasta que se retirará por completo, sin replicar aprete los dientes y esperamos unos minutos.

Pasados los minutos el curandero me dijo que ya podía pararme, pero al intentar hacelo me di cuenta que estaba sudando sangre todo mi cuerpo, mi cabeza, mis brazos y piernas sangraban, con desconcierto le pregunté que estaba pasando, pero el no contesto mi pregunta.

Muy poco a poco me fui incorporando porque el dolor eraextraordinariamente fuerte, era como si me estuviera quemando por dentro y por fuera. Pasada una hora el curandero me dio a beber una infusión que era dulce pero a la vez amarga y me dijo que regresara a mi casa, me bañara y me acostara a dormir y así lo hice.

Fue una noche terrible en primer lugar tenía mucho dolor, estaba quemada, sangrando y tenía mucha sed, por lo que no concilie el sueño en toda la noche, más sin embargo como a las 5 am, me quede profundamente dormida hastalas 11 am. Cuando desperte la cara, el cuello, las manos, los pies y el pecho todavía me sangraban y estaban muy hinchados. Después averigüé que la muerte a su paso puede quemarte, con los días me fuí recuperando de mis males físicos.

Después considere oportuno hablar con Lola la esposa de Don Pedro y me comentó que encontraba a su marido de buen humor y con ganas de hacer muchas cosas, yo le comente qué si era posible hacerle una visita, pero ella me aviso que ellos me visitarían en mi casa por la tarde.

Cuando Lola y su esposo llegaron, el se veía muy bien, tenía un humor estupendo y ella se veía muy contemta ya que Don Pedro le llevaba entre 35 a 40 años a ella y ella se sentía segura junto a él.

Pasamos una bonita tarde riendo y platicando y ya al final de la visita ambos me agradecieron el trabajo qué hice y se retiraron. Don Pedro tuvo tiempo de arreglar sus asuntos y exactamente a los seis meses murió tranquilo, en su casa en la compania de Lola y un primo que siempre quiso como a un hijo. Desafortunadamente su hijo no estuvo con él en su muerte, ni posteriormente, el regreso a ver a su madre 2 años más tarde, despuésde que la chica lo dejó por otro hombre.

26 dic 2008

¿Qué ve el Alma en el "otro" mundo? parte 2

K. Ikskul era un típico joven intelectual de la Rusia prerevolucionaria. Fue bautizado en su infancia y creció en un medio ortodoxo. Pero como era costumbre entonces entre los intelectuales, consideraba a la religión con indiferencia. A veces concurría a la iglesia, remarcaba las fiestas de Navidad y Pascua y hasta comulgaba una vez al año, pero muchas cosas en la religión ortodoxa las consideraba como anticuadas supersticiones, entre ellas sus enseñanzas sobre la vida después de la muerte. Él estaba seguro de que con la muerte la vida humana terminaba.
Una vez enfermó de neumonía. Estuvo mucho tiempo enfermo, empeoró y fue internado en un hospital. No creía que se acercaba la muerte, esperaba sanar y seguir con sus ocupaciones habituales. Una mañana, de repente se sintió completamente bien, la tos cesó y la fiebre bajó hasta lo normal. Pensó que por fin mejoraba. Pero para su asombro, los medicos se inquietaron, hasta trajeron oxígeno. Después, — sintió escalofríos y total indiferencia hacia todo lo que le rodeaba. Él relata:
"Toda mi atención se centró en mí mismo y como en un desdoblamiento... apareció un hombre interno (principal) que sentía una total indiferencia hacia el externo (el cuerpo) y hacia todo que pasaba con él... Era sorprendente ver y oír todo y al mismo tiempo sentirse ajeno a todo. El médico me pregunta, yo escucho, entiendo, pero no contesto; no tengo porqué hablar con él... De repente me sentí arrastrado con terrible fuerza hacia abajo, hacia la tierra. Me agité. "Agonía," dijo el médico. Yo entendía todo, no me asusté. Recordé que leí que la muerte es dolorosa, pero no sentía dolor. Pero sentía pesadez. Me sentía atraído hacia abajo, sentía que algo debe separarse... Hice un esfuerzo para liberarme y de repente me sentí liviano y en paz.
Lo que sigue lo recuerdo muy claramente. Estoy parado en el medio del cuarto. A mi derecha, en semicírculo, estaban parados los médicos y las enfermeras rodeando la cama. Me extrañé: ¿qué hacen allí si yo estoy aquí? Me acerqué para ver. Sobre la cama estaba acostado yo. Viendo a mi doble, no me asusté; sólo me extrañé. ¿Cómo es posible? Quise tocarme, mi mano pasó a través como en el vacío y tampoco pude tocar a los otros. No sentía el piso. Llamé al médico pero él no reaccionó. Entendí que estaba completamente solo y sentí pánico.
Miré a mi cuerpo y pensé: ¿habré muerto? Pero esto era difícil de imaginar; yo estaba más vivo que antes, sentía y comprendía todo... Después de un tiempo los médicos se fueron del cuarto. Dos paramédicos hablaban de las peripecias de mi enfermedad y muerte, la enfermera se dirigió al ícono, se persignó, y en voz alta pronunció para mí el habitual deseo: "Que tenga el Reino de los Cielos y la paz eterna." Apenas dijo ella estas palabras, a mi lado aparecieron dos Ángeles. En uno reconocí a mi Ángel de la guarda, al otro no lo conocía. Tomándome de las manos, ellos me llevaron a la calle, directamente a través de la pared. Anochecía, nevaba de una manera muy calma. Yo lo veía pero no percibía el frío ni el cambio de temperatura. Comenzamos a subir rápidamente." Más adelante continuaremos nuestro relato de K. Ikskul.
Gracias a nuevas investigaciones en el campo de la reanimación y comparando gran cantidad de relatos de los hombres que pasaron por la muerte clínica, se puede reconstruir un cuadro bastante detallado de lo que experimenta el alma después de su separación del cuerpo. Por supuesto, cada caso tiene características individuales, que faltan en otros. Y esto es naturalmente de esperarse, ya que el alma cuando llega al otro mundo, ella — como un recién nacido — tiene la vista y el oído no totalmente desarrollados. Por eso las primeras impresiones de los hombres que "emergen" en el otro mundo, tienen un carácter sumamente subjetivo. Sin embargo, en su totalidad se crea un cuadro bastante completo aunque no siempre totalmente comprensible.

¿Qué ve el Alma en el "otro" mundo? parte 1

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La muerte no es como muchos se la imaginan. Todos nosotros, en la hora de la muerte, tendremos que ver y vivir mucho para lo que no estamos preparados. La meta de este folleto es de ampliar y hacer más exacto nuestro entendimiento de la inevitable separación con nuestro cuerpo. Para muchos, la muerte es algo parecido a un sueño sin sueños. Uno cierra los ojos, se duerme y no hay nada más — la oscuridad. Sólo que el sueño se termina a la mañana, en cambio la muerte es para siempre. A muchos les espanta lo desconocido: "¿qué pasará conmigo?" Así tratamos de no pensar en la muerte. Pero en el fondo sentimos una vaga ansiedad y una confusa inquietud ante lo inevitable. Cada uno de nosotros tendrá que pasar esta frontera. Sería útil pensar y prepararse.
Pueden preguntar: "¿En qué pensar y a qué prepararse? No depende de nosotros. Llegará el tiempo — moriremos y eso es todo. Mientras, todavía tenemos tiempo; hay que tomar de la vida todo lo que esta pueda ofrecer: comer, beber, amar, luchar por el poder, el honor y la gloria, ganar dinero, etc. Es preciso no pensar en lo que es difícil y desagradable y en particular no permitirse pensamientos sobre la muerte." Así hace la mayoría.
Sin embargo, a cada uno de nosotros de tanto en tanto nos surgen otros pensamientos inquietantes: "¿y si no es así? ¿y si la muerte no es el fin y después de la muerte del cuerpo me encontrare inesperadamente en unas condiciones completamente nuevas, conservando la capacidad de ver, oír y sentir?" Y lo más importante: "¿y si nuestro futuro detrás de este umbral, en alguna medida, depende de cómo hemos vivido nuestra vida, de cómo éramos antes de cruzar la frontera de la muerte?"
De la comparación de numerosos relatos de la gente que pasó la muerte clínica, se dibuja el cuadro siguiente de lo que ve el alma cuando se separa del cuerpo: cuando en el proceso de la muerte el hombre llega al predeterminado final de sus fuerzas, él escucha que el médico lo declara muerto. Luego, él ve a su "doble" — el cuerpo inanimado que yace allí abajo, y cómo los médicos y las enfermeras tratan de volverlo a la vida. Éstas imágenes producen en el hombre un fuerte golpe, ya que por primera vez en su vida él se ve desde afuera. Al mismo tiempo, él descubre que todas sus facultades de ver, oír, pensar, sentir, etc., continúan funcionando normalmente, pero ésta vez, independientemente de la envoltura externa. Encontrándose flotando en el aire, algo más arriba de la gente que está en el cuarto, el hombre trata por instinto de comunicarse: decir algo, tocar a alguien. Pero, pasmado, se da cuenta que está separado de todos: su voz no la oye nadie, su tacto nadie lo percibe. Con todo, lo sorprenden los sentimientos de alivio, paz, y hasta alegría que siente. No está más esa parte de su "yo" que sufría, que exigía algo, que se quejaba de algo. Percibiendo este alivio, el alma del hombre, habitualmente no quiere volver a su cuerpo.
En la mayoría de los casos de la muerte temporal, bien documentados, después de algunos momentos de observar lo que pasa, el alma vuelve a su cuerpo, y así los conocimientos sobre el otro mundo se interrumpen. Pero a veces ocurre que el alma se mueve más lejos en el mundo espiritual. A ése estado, algunos lo describen como movimiento en un túnel oscuro. Después de esto, algunas almas llegan a un mundo de gran belleza, donde ellas a veces se encuentran con sus parientes antes fallecidos. Otros arriban a un espacio de luz y se encuentran con un ser luminoso que irradia gran amor y comprensión. Unos afirman que se trata del Señor Jesucristo, otros que es un Ángel. Pero todos coinciden en que Él reboza de bondad y misericordia. Algunos, en cambio, caen en unos lugares tenebrosos e "infernales," y volviendo, describen seres repugnantes y crueles que vieron allí.
A veces el encuentro con el misterioso Ser luminoso es seguido por un "repaso" de la vida, en que el hombre comienza a recordar su pasado y evalúa moralmente todos sus actos. Después de esto, algunos ven un cerco o frontera. Ellos sienten que pasándolo no podrán volver más al mundo físico.
No todos los que pasaron la muerte temporal experimentaron todas las fases arriba mencionadas. Un porcentaje importante de hombres devueltos a la vida no puede recordar nada de lo que pasó con ellos "allí." Las etapas mencionadas las ponemos en el orden de su relativa frecuencia, comenzando por los más frecuentes y terminando por los más raros. Según los datos del Dr. Ring, aproximadamente una de cada siete personas recuerda su estadía fuera del cuerpo, haber experimentado la visión de la luz y haber hablado con el Ser luminoso.

24 dic 2008

¿Existen los milagros?


A veces necesitamos ser testigos de algún hecho sorprendente para comprender y asimilar que existen fuerzas superiores que nos ayudan.

Cuando eres niño muchas veces sabemos que existe algún ser superior que nos escucha y solemos platicar con él, pero a medida que vamos creciendo eso se va olvidando, sin embargo hay ocasiones en que personas muy cercanas a nosotros nos platican de ciertos hechos que nos recuerdan que eso que nuestro subconciente sabe, es totalmente cierto.

Mi madre cuando estaba recien casada vivía con mi padre en un pequeño departamentito y una tarde se empezaron a sentir muy débiles pues no se percataron que se estaban intoxicando con una fuga de gas. Mi madre se encontraba dandóse un baño de tina y quedo inconsciente, y mi padre con más voluntad que fuerza saco a mi madre del departamento, pero cuando logró hacerlo, parecía ser demasiado tarde, pues mi madre ya no tenía pulso.

Mi padre con el deseo de regresarla le aplicó los primeros auxilios y mientras eso pasaba, mi madre cuenta que se veía fuera de su cuerpo, platica que podia ver su cuerpo y cómo intentaban revivirla, pero lo que ella sentia era una inmensa paz y no quería volver a su cuerpo, sin embargo una fuerza superior, le dijo que aún no era su tiempo, por lo cual volvió a su cuerpo, teniendo la fuerte convicción de que no debemos dudar de la existencia de SERES DE LUZ capaces de proporcionarnos paz, amor y sanación.

Con lo anterior, quiero adentrarme ahora en el tema de los milagros de sanación, provocados por estos Seres de Luz que valiéndose de personas que tienen la misión de ser intermediarias para ello (quizas nacieron con esta misión?) logran a través de diversas técnicas, realizar este tipo de milagros para personas que aparentemente no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir y es aqui donde todos nos preguntamos.. ¿cómo comienza esta experiencia?, ¿porque algunos pueden ser sanados y otros no?, esas son algunas de las preguntas que pueden surgir en la mente de las personas que lleguen a leer este blog...
De la boca de una persona muy allegada, quien hace poco me confesó que tiene este Don, es que les puedo comentar al menos la experiencia de cómo fué que esto comenzó...
Ella me dice que hay varios tipos de dones y varios niveles, el de ella es de sanación, pero ella lo descubrió cuando tenía vente años y con ayuda de su padre y otras personas fue adentrandose en el desarrollo de este maravilloso don.
Si tú has tenido una experiencia de este tipo, me gustaría nos la platicaras a través de este blog, para compartir con otras personas la mejor manera de manejar estas situaciones, conocer las diferentes formas en que se manifiestan, los síntomas que se pueden presentar, la forma de controlarlo, etc.